Tras el duro invierno, ése que parece que no se acaba nunca,
llega la primavera, pero qué coño, dónde ha ido la primavera? Lo que ha llegado
así de golpe es el verano…. Horror, y yo con estos pelos, y cuando digo pelos
me refiero a TODOS los pelos, porque los de la cabeza, más o menos los tengo
controlados/domados, pero, y el resto? El resto ha estado en periodo de
hibernación oculto bajo capas y capas de ropa amable y mullida que ha impedido
ver la cruda realidad y es que está claro que el hombre desciende del mono, y
la mujer también, unos más que otros, todo hay que decirlo.
Tras toda una vida de probar absolutamente todos los métodos
depilatorios, este año me he decidido por el láser, así a lo loco, bueno, me ha
costado lo mío decidirme, no vayáis a creer, he preguntado, me he informado y
al final, he tomado la decisión, todo sea por la eliminación DEFINITIVA de la
pelambrera. Y es que esa ha sido la palabra mágica, DEFINITIVA. A ver qué pasa.
Cuando empecé a depilarme allá por el paleolítico, fue llevada por ese ansia
incomprensible que sufren los adolescentes por hacer todo lo que hace tu mejor
amiga y exactamente lo contrario de lo que te dice tu santa madre, ese fue el
primer error, porque claro, si tu amiga de turno tiene “aquello” como un puma,
se entiende que se depile, que desescombre y que recurra a todo tipo de
torturas medievales con tal de no lucir aquello en la piscina, no vaya a ser
que vengan a deciros que no están permitidas las mascotas y tengáis que aclarar
que lo que tiene tu amiga no es un gatito. Una vez cometido el error, cuando
haces pop, ya no hay stop, es decir, que ya tendrás que depilarte por los
siglos de los siglos amén. Esta amiga me la he inventado, pero podria existir perfectamente.
Para esta tarea tan bonita, se han inventado todo tipo de
artilugios, a cual más espeluznante, voy a detallar algunos de mis favoritos:
La cera: ya en la edad media se torturaba a algunos
indeseables derramándoles cera hirviendo encima. En pleno siglo XXI seguimos
con el temita, menos mal, que hemos conseguido avanzar con la temperatura, ya
no te la ponen hirviendo, qué detalle. También hemos avanzado en el tema del
olor, ahora huele a pétalos de amapola, azahar y cualquier mandanga, pero no os
ilusionéis, del tirón no se libra ni Peter. Te extienden la susodicha y a
continuación, te la arrancan literalmente de un tirón, ahí se van los pelos,
pieles muertas y yo creo que mínimo dos o tres capas de piel. Así que sales de
allí sin pelos pero en modo centollo, es decir más roja que una manzana. Lo
bueno, dura más que los otros métodos.
La cuchilla, es indolora, y fácil de hacer en casa, en un
aquítepilloaquítemato, pero no muy
recomendable, a menos que quieras parecer el Yeti o el eslabón perdido en unos
años. Sólo lo veo para casos de auténtica emergencia.
La crema depilatoria: es indolora también, pero no inodora,
vamos, que huele que apesta, se ve que no
compensa suavizarlo con pétalos ni moñadas por el estilo. Te echas la crema y
esperas en pelotas, claro, el tiempo que pone en el envase. Si queréis mantener
una relación, no permitáis que os vean nunca, repito NUNCA, con la crema
depilatoria puesta, es una imagen difícil de borrar de una retina sensible. Una
vez que ha pasado el tiempo indicado te lo quitas, para lo cual suele venir una
esponja en la cual se quedan los pelos pegados en una especie de pastuz
verdaderamente asqueroso, yo alguna vez he optado por tirar la esponja
directamente, aunque aún me quede crema en el bote. Son mejores las que vienen
con una especia de espátula. Además, nunca se van todos los pelos, con lo cual
luego conviene terminar con las pinzas, vamos, un auténtico coñazo.
La Epìlady o segadora, como la llamamos cariñosamente en mi
casa: es un invento del demonio que te arranca literal los pelos uno a uno, sí,
habéis leído bien, despaciiiiiiiiiiito. Hay algunas insensatas que dicen que ya
no les duele, hombre, como que tienen las piernas insensibles al dolor tras esa
experiencia. Yo me la intenté pasar una
vez y se me caían las lágrimas.
Tras este estudio detallado de las torturas depilatorias,
entenderéis que me haya decantado por probar el láser. Y no es porque no duela,
que duele y un rato además. Cuando pilla pelo es como si te diera una descarga
eléctrica y te dan ganas de estrangular a la pobre esteticien con tus propias
manos. En este caso es mejor soltar un taco, por ejemplo: “mecagoenlaputa”,
así, como por lo bajo, desahoga mucho. Espero no necesitar muchas sesiones, ya
os contaré.
Ala ya me he reído por toda la semana!! XD
ResponderEliminarYo aunque he parido dos veces a pelo no soporto el dolor de arrancarme los del cuerpo así que voy a cuchilla, en plan garrulo pero sin pupa jiji!
Hombre, dónde va a parar, el dolor del pelo arrancado no tiene parangón, es una tortura donde las haya, especialmente en las ingles. Haces bien, todo sea por evitar el desbrozamiento por la fuerza, jajaja. Besos guapa
EliminarAy, dios! pelos, piernas y calor, gotas gordas de sudor me están cayendo...
ResponderEliminarSi es que somos unas sufridoras natas. En fin, qué le vamos a hacer, todo sea por estar divina de la muerte, jejeje
EliminarNo hay dinero para pagar lo que sufrimos por agradar a los demás jajajajajajaja
ResponderEliminarDesde luego, y encima algunas pagamos por ello, deberían pagarnos a nosotras, hombre ya
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