jueves, 21 de febrero de 2013

Mister y sus maravillosos regalos




Si quisiéramos hacer una clasificación de tipos de marido podríamos hacerla basándonos en una cuantas cosicas, y una de ellas podría ser el tipo de regalo que hacen. He llegado a esta reflexión no porque acaba de ser de mi cumpleaños, no, ha sido por purita casualidad. Yo es que cada año es acercarse la temida fecha y echarme a temblar cual hoja mecida por el viento. Y es porque en el reparto de maridos a mí me ha tocado el que regala poco, qué le vamos a hacer, otras virtudes tiene, que son muchas, pero en esa precisamente, pues falla, nadie es perfecto.
Y no penséis que he recibido pocos regalos en los casi 14 años que llevamos juntos, no, digamos que han sido variopintos, por decir algo. Él no es de regalar sin motivo aparente ni sin aparentar, es más de no regalar, lo que se traduce en el siguiente mandamiento: no recibirás regalo alguno sin venir a cuento, es decir, que si no es tu cumpleaños o Reyes, no recibirás absolutamente ningún regalo, pero vamos, ni un chupa-chups.
Un año por Reyes debajo del árbol había multitud de regalos y de repente dice una niña: a mamá le han traído un sobre, se hizo un silencio sepulcral en el salón, la tensión se podía cortar con un cuchillo, abro el sobre y …. tatachán…. ¿Qué me encuentro? Una hoja de papel donde pone: Vale para las rebajas…. Con dos cojones…. Sobra decir que me fui a las rebajas, vaya si me fui, y conociéndome, que una es débil cuando siente la llamada del shopping, fui a una tienda carisisima y arrasé, ni que decir tiene que por supuesto Mister se hizo el loco y nunca me pagó lo que me gasté en las rebajas.
Otro año me trajeron “Los Reyes” una bicicleta…. ¿una bicicleta? Pero en qué momento de la vida he pedido yo una bicicleta, vamos a ver. Cómo hemos pasado de “me pido una cazadora de cuero” a “me han traído una bicicleta….” que me lo expliquen porque no lo entiendo…
Una que es de naturaleza bondadosa, hasta que me hinchan los mismísimos, le he dicho en numerosas ocasiones, poniendo la voz de pedir (voz melodiosa tipo Blancanieves cantando con los pajarillos): “Cariño, si es muy sencillo, ve a Massimo Dutti y compra cualquier cosa, sería realmente difícil comprar algo que no me guste, y si tuvieras esa mala suerte, que ya es complicao, siempre lo puedo cambiar”, pues él nada, ha debido ver en algún programa de esos que le encantan de la tele que traspasar el umbral de algunas tiendas puede producir impotencia, porque no hay manera.
Otro día cuando aún no teníamos niñas, se va a comprar el pan y vuelve con una bolsa de las del pan y me dice: “Te he traído un regalo, es un jersey me ha costado superbarato”
Lo abro y veo un jerseicito sencillamente espantoso… ante mi cara de horror me dice: sólo me ha costado 1 euro…. Sin comentarios, un euro tirado a la basura, que es donde fue el jersey. A continuación me dijo: “desde luego, eres tremenda, no te vuelvo a comprar nada sin venir a cuento” y lo ha cumplido a rajatabla.
El año pasado por mi cumpleaños me regaló: nada, se fue de compras y se compró una bicicleta para él, y cuando vino y le dije: “pero es mi cumpleaños, no el tuyo” me miró tan campante y me dijo: “Ah, se me había olvidado, no te habías comprado unas botas por internet?, pues ya está, ése es el regalo” pa matarlo-matao.
Reconozco que un año me compró por Reyes un chaquetón ideal que me pongo bastante, de sus regalos ha sido el que más me ha gustado con diferencia y cuando le pregunté cómo se le había ocurrido, me soltó: Pues fui a comprar tu regalo el día 5 por la noche, ya estaban a punto de cerrar y cogí lo primero que ví, cuando fui a pagar y ví lo caro que era me dio vergüenza decir que no me lo llevaba. Eso y que pensé que si no tenías regalo me ibas a matar…” sinceridad ante todo, olé mi niño. Creo recordar que fue justo el año siguiente al vale para las rebajas.
Si a estas alturas del post habéis perdido ya la esperanza, hombres y mujeres de poca fe, yo no, porque Mister aprovechó el día sin IVA y fue al Mediamarkt, me ha comprado un ebook, y se le ha ocurrido a él solito, sin que nadie le dijera nada, ha estado estrujándose el cerebro para dar con el regalo perfecto para su amada esposa y tras muchas visicitudes y quebraderos de cabeza ha llegado a la conclusión de que lo que más me podía apetecer era eso.
Bueno, vale, confieso, es mentira, no se le ha ocurrido a él solo, se lo he pedido sólo unas 200 veces, y no ha sido sorpresa, lo ha confesado él porque el ticket sólo duraba 14 días y no se acordaba muy bien si mi cumpleaños era el 16 o el 17…. Jajaja, a estas alturas sólo puedo decir que me descojono viva…. Él es así, más monooooooooo, le han tenido que salir ronchas de gastarse todo ese dinero, pobre… porque además también es el cumple de Airgamita Mayor y le ha comprado un ipod touch, cuando me llamó a decirme que ya tenía el regalo estaba casi hiperventilando, me parto y me mondo.
Este post está dedicado a Mister, sin él este blog en particular y la vida en general sería un aburrimiento absoluto. Besos cariño, te quiero, me ha encantado el regalo.

jueves, 7 de febrero de 2013

Tengo Superpoderes



Cuando  te conviertes en madre, además de robarte tu cuerpo y darte otro que no te gusta, en el paritorio te dan también una serie de superpoderes, sí, es verídico, los que no tienen hijos no lo saben, pero automáticamente, te conviertes en una especie de superwoman, vamos que ríete tú de los X-Men. Voy a contaros algunos de los superpoderes que te son concedidos junto con el carnet de madre:
Desarrollas un oído selectivo para oir el llanto de tus polluelos en cualquier circunstancia, aunque estén en la otra punta de la casa y tú estés pasando la aspiradora  con la televisión a todo volumen y hablando por teléfono. Puede que ningún humano más los oiga, es más, creo que ningún ser humano más los oye, ni siquiera su propio padre. Tengo  la teoría que según vas desarrollando ese super poder el padre de las criaturas desarrolla a la vez una sordera selectiva que le habilita para no inmutarse aunque sus vástagos griten a pleno pulmón. Yo que duermo a pierna suelta, antes de ser madre pensaba que si lloraban en medio de la noche no las iba a oir, qué ilusa, las oyes hasta con la puerta cerrada, las oyes aunque lloren en voz bajita, cosa que no suele suceder porque los niños por la noche son más de desgañitarse, vamos, que les sale un vozarrón como si en vez de beber leche se hubieran tomado un orujo de hierbas.
Otro superpoder es que pierdes absolutamente el estómago, es decir, aunque hasta ese momento de tu vida hayas sido una melindres, a partir de ser madre no te da asco nada que salga del cuerpo de tus polluelos, estás como blindada ante la porquería. Tengo que decir que esto es sumamente útil, porque vas a tener que lidiar con mierda a diario, pero literal, yo muchas veces he pensado que cómo podía salir tanta caca de un cuerpo tan pequeño. Y no todo van a ser cambiar cacas y pises, no, luego el polluelo se acatarra y no respira bien, y  claro, no sabe sonarse.  Entonces entra en tu vida un cacharro inmundo: El aspiradoooooor nasaaaaaal (lo sé, suena igual de mal que el Depellejador 2000 en Vecinos Invasores) que viene a ser como una capsulita que parece un mini-cohete y lleva dentro una esponjita, eso se lo tienes que acercar a la mini-nariz,  va conectado a un tubito, el cual tiene al otro lado el aspirador propiamente dicho que tú te metes en la boca y piensas, “Dios mío, si parece que le voy a absorber el cerebro”, pues no, aspiras y no sabes lo que sale de ahí, el moco verde pero en versión peli de terror, pero dónde tenía esta niña todo ese moco? Es como el blandiblub más o menos. Durante el minuto que dura la operación el polluelo berrea como si lo estuvieras matando, y a ti te dan unas arcadas que te das la vuelta, pero luego se queda tan a gusto. Yo recomiendo antes de hacer esto armarse de valor y echarles un buen chorro de Rhinomer para bebés, por si os parece poca tortura lo del aspirador, cuando les echas el chorro de agua marina deben pensar los pobres que porque no te lo echas tú en los ojos, pero bueno, como lo haces por su bien…. Pues oye, si me dicen a mí hace unos años, que voy a ser capaz de hacer esto no me lo creo. Ahora viene el mejor momento, que es abrir la capsulita que tiene el MOCO dentro y limpiarla, porque las putas capsulitas valen un congo belga y no es plan de desperdiciarlas, ahí ya, de perdidos al río, la limpias bien debajo del grifo con agua calentita, que ablanda mejor los mocos que se te han pegado en los dedos y hala, hasta la próxima.
Otro momento glorioso  es el de: “Creo que voy a vomitar….” que suele ir seguido y sin que puedas hacer nada de una vomitona monumental en modo aspersor. Cómo pueden vomitar así los niños? Yo tengo mucha experiencia en esto porque tengo una hermana pequeña que ha sido vomitadora profesional, recuerdo una noche que vomitó por todas las camas de la casa, pobre, qué mal lo pasó, estuve a punto de atrincherarme con ella en la bañera rodeadas de cubos. Cuando pasa eso piensas, ya no puede vomitar más, error, sí que puede, pueden vomitar hasta acabar con todas las sábanas limpias que haya en la casa. Una de mis hijas ha heredado esta virtud de su tía,  su lema es: “Mejor fuera que dentro” y lo cumple a rajatabla, que tenía mocos, pues vomitaba, que le daba tos, pues vomitaba también, que le sentaba algo mal, pues hala, todo para fuera. Si te sale un niño de estos vomitadores profesionales, lo mejor es que cuando están malitos dejes un recipiente para “ello” cerca de su cama, igual tienes suerte y cae algo en el cacharro.
El último superpoder del que voy a hablar hoy es la capacidad de hacer varias cosas a la vez mientras oyes de ruido de fondo como una letanía: mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá …… Por eso cuando no están en casa hay un silencio sepulcral, porque ellos no se callan ni debajo del agua.  Aunque no lo creáis, sereis capaces de volver de la oficina muertecitas y hacer unas lentejas, una ensalada (tú estarás a régimen perpetuo), tuitear un rato con las amigas 2.0, resolver las dudas de las tareas de las niñas, poner la mesa para la cena, arrear a las niñas para  que se duchen, sacar los cacharros del friegaplatos  y jugar un apalabrados todo a la vez y sin despeinaros, bueno, yo ya venía despeinada de serie. En este momento podáis usar la frase de madre número 2: “No me he sentado desde que he entrado por la puerta de casa” que no sirve para nada pero desahoga mucho, mientras pensáis “a mí no me toca recoger, jajaja” y es que nos conformamos con cualquier cosita.

viernes, 1 de febrero de 2013

Los tacones y otros inventos del demonio




Hoy no sé qué cable se me ha cruzado cuando me vestía y he decidido ponerme tacones, he debido tener una reacción alérgica a la leche o algo así, porque es de todos conocido que los tacones y yo somos absolutamente incompatibles. Y al oírme hablar pensaréis que llevo unos stilettos de 12 centímetros, nada más lejos de la realidad, lo que llevo son unos botines con un poco de tacón, de esos que algunas que se hacen llamar amigas dicen: “Mujer, si son comodíiiiiiisimos…” Y un jamón con chorreras, comodísimas son las Converse. Son las 5 de la tarde y sólo pienso en el momento de llegar a mi casa y arrancarme los botines antes de que se me gangrenen los pies. No puedo más, no sé si fingir una gastroenteritis galopante para irme al baño y quitármelos aunque sólo sea un ratito. Claro, que si me los quito a ver quién es el guapo que se los vuelve a poner…. Yo desde luego no… menos mal que una es bastante altita, como decía mi abuela y no necesito ponérmelos para que se me vea. Otra opción que se me pasa por la mente es cortarme las piernas aunque sea en oblicuo aún a riesgo de ir dando cojetás de por vida. A Dios pongo por testigo que nunca volveré a ponerme tacones, esto no hay quien lo aguante.
Dicho esto, voy a pasar a hablar de otros inventos del demonio, por ejemplo, el tanga. Yo no me pongo un tanga ni muerta, vamos a ver, el tanga básicamente consiste en un triángulo de tela con un hilo que te colocas por el culo, no? Pero si eso no puede ser cómodo de ninguna de las maneras. Sólo de pensarlo se me abren las carnes. Será muy sexy y todo lo que vosotras queráis pero, porque no se lo ponen ellos? los tíos, quiero decir. Una amiga que usa tanga me confesó que se lo quitaba en cuanto llegaba a casa para “ponerse cómoda”, acabáramos, pues no dejéis las frases a medias, es muy cómodo sobre todo cuando te lo quitas y te sacas el hilo ese del culo, ahí sí que estás cómoda… yo lo siento, pero sin llegar a la braga-faja tipo Bridget Jones, no veo yo la necesidad de someterme a esa tortura. Sin ir más lejos, me he comprado yo unas braguitas en el Oysho la mar de monas, la mar de baratas y lo más importante, la mar de cómodas.
El tercer invento del maléfico son las medias o panties o como se llamen, odio ponerme falda en invierno, porque a menos que quieras que se te constipe el “asunto”, hay que ponerse medias, que siempre se me caen, se me retuercen, en la calle pasas frío, en los sitios cerrados calor y me pican las piernas, vamos, una delicia. Que una es trendy-fashion, pero no masoquista. El caso es que de vez en cuando me puede mi lado cool y pienso, hoy es el día, me pongo falda, y cuando me dispongo a ponerme las medias, ya empiezo a arrepentirme, empiezo a ponérmelas y no sé cómo me las apaño que soy incapaz de subirlas derechas, siempre acaban retorcidas. Si consigo vencer la tentación de quitármelas, como a las 13.30 ya estoy al borde del colapso nervioso y no sé cortarme las venas o dejármelas largas, porque en mi oficina hace un calor infernal, con lo cual estoy deseando llegar a casa y quitarme las p…. medias y vuelvo a pensar: A Dios pongo por testigo, nunca repito, nunca me volveré a poner falda en invierno…. Hasta la próxima….
Y ya el momento de enajenación mental transitoria total effect debe ser ponerse las 3 cosas a la vez, es decir, el tanga, los tacones y las medias, vamos, p’haberse matao, a mí no me pilláis en una de esas ni loca y para remate del tomate, que vestida de esa guisa te baje la regla, ya sería de nota. Pues me juego el cuello a que si algún día sufro un trastorno mental que me obligue a salir así a la calle, siguiendo la ley de Murphy, me vendrá la regla en el preciso instante que esté lo más lejos posible de un baño. Por eso he decidido no tentar a la suerte y pasar todo el invierno en pantalones y leggings que son muy apañados.
Este post va dedicado a mi amiga Susana, por su sonrisa tan especial que le ilumina la cara aunque lleve tacones de infarto y en el fondo esté deseando cortarse los pies a la altura del tobillo. Somos un poco gemelas porque cumplimos casi a la vez. Este es mi regalo de cumple para ella. Muchos besos guapa, tenemos pendiente cata de GTs.