A lo largo de nuestra vida nos encontramos con infinidad de personajes
que van y vienen, a cual más peculiar. Y entre toda esta variedad, he elegido
para compartir con vosotros algunos de los que mejores ratos nos han dado:
La vecina cargante: Es un espécimen que aparentemente ha
alcanzado la edad adulta, pero habla como si tuviera 5 años con esa voz ñoña y
almibarada a todo volumen que me hace pensar que alguien debería regalarle un
whisperXL porque estoy convencida que no se oye a sí misma. También podríamos
denominarla cansina ibérica, yo suelo llamarla cariñosamente Vicenta. Este
personaje posee un ansia viva por contarle su vida al primero que aparece, con
lo cual deduzco que vive sola, cualquier compañero/a de piso la habría
estrangulado con sus propias manos. Como te la encuentres en el portal estás
perdida. Se caracteriza además por no estar contenta nunca con nada, todo le
parece mal, que si hace mucho frío en el portal, que si el jardinero no ha
podado bien las rosas, que si corta poco la hierba, que si la corta mucho, el
jardinero el pobre es un ser de luz que pena me da, yo creo que va vestido de
verde para camuflarse entre los arbustos cuando la divisa en lontananza. Tengo
que decir además que el anterior abandonó por no aguantarla. Afortunadamente es
un ejemplar que madruga poco, con lo cual no tengo muchas posibilidades de
encontrármela por las mañanas. Lo peor, coincidir con ella en la cola del súper,
yo he llegado a fingir ser extranjera con tal de que no me dé la chapa.
Si los vecindarios san mucho de sí, ni te cuento los lugares de
trabajo. Para relatar el siguiente personaje, tengo que aclarar a qué me dedico
para ganarme la vida, porque claro, no es lo mismo ser psicólogo o trabajador
social, que sería normal que la gente viniera a contarme sus penas (no es el
caso), o ser médico, azafata, peluquera o taxista, que son profesiones que se
prestan a que otras personas te cuenten su vida (tampoco es el caso). Yo soy
secretaria, o sea, Miss Fix-it, y si esto fuera una tribu india, mi nombre podría
ser: Aquellaquetodolosabe, por ejemplo. El personaje elegido entre la fauna
típica de oficinas y despachos es uno que me acompañó en esos momentos de
gloria cuando disfrutaba de una niña bebé y otra que aún no había empezado el
colegio, es decir, mi paciencia digamos que no estaba en su mejor momento. Esa
época no tan lejana en la que me conformaba con llegar a la oficina a la hora
sin restos de mocos, vómito o Dalsy en la pechera que en mi caso es donde van a
parar todas las manchas que caen en mi cuerpo. Ahí va:
La pija-mona: este espécimen, como su propio nombre indica, es
mona, lo sabe y le gusta comentarlo. Además lo utiliza en beneficio propio, y
no me parece mal, que conste, pero claro, con el género masculino igual funciona,
pero con servidora, va a ser que no. Éstas son algunas de sus perlitas:
-“Hooooooola, qué tal mona?” Venía a mi mesa, agitando la melena que
siempre lleva impecable (como se nota que no tiene hijos) y contorneando las
caderas ceñidas por una falda tan corta que si se agacha se le ven las bragas.
-“Tengo una duda, ¿quíén se ocupa de llevar estos sobres a cartería?”
-“Hooooola guapita, pues tú misma”, contesto yo.
-“Yo? Osea, yo?”, dice ella con cara de horror, “pepepepero, no hay
alguien que se ocupa de eso?”, con voz temblorosa y arrugando el hocico, como
si le hubiera dicho que tenía que hacer el baño después de usarlo.
Pues sí bonita, tú, porque a menos que te acabes de hacer un esguince,
cada uno se baja lo suyo, así aprovechas y luces un poquito más las bragas, digo
la falda. Sólo lo pensé, en realidad le dije: “Qué injusta es la vida,
chaítooooooo”.
No sé qué habrá sido de semejante personaje. Se fue, salió de nuestras
vidas para volar al estrellato libre como un pájaro. No le deseo ningún mal,
sólo espero que haya tenido niños, muchos, y muy llorones, a ver cómo aterriza
ahora cada mañana. Ya me la imagino, sin depilar, con la melena o lo que quede
de ella completamente encrespada e indomable y una mancha de papilla de frutas
en la camisa a la cual le falta un botón. Vamos a dejarlo que el karma vuelve.
Todos los personajes que aparecen en este blog son fruto de mi
calenturienta imaginación, cualquier parecido con la realidad es pura
coincidencia, aunque ya sabéis que la realidad supera siempre la ficción.
Jajajaja que cruel!! Habérselos llevado mujer XD
ResponderEliminarSí hombre, jajaja. Mujer no era por no ir, sino para que la muchacha se luciera un poco
EliminarAyer te leí en un momento de bajón y las carcajadas que solté me vinieron muy bien para el ánimo y para mis abdominales. Qué risas! Esperamos la segunda parte, o lo puedes convertir en sección fija y arrasas ;)
ResponderEliminarMe alegro de haberte ayudado guapa, la risa es una terapia buenísima. No es mala idea lo de la sección fija porque tenho pars repartir
EliminarDiossssssss, el personaje de tu oficina es taaaaaaaaaan típico!!! No lo has podido describir mejor!
ResponderEliminarJajaja, yo creo que hay mínimo una x oficina. Jajaja. Besos guapa
EliminarLo que me he reído con tu post. De la vecina pesada hay una por edificio. Yo creo que la ley obliga a las comunidades de propietarios a tener un ejemplar para que no se extingan, porque si las juntáramos todas en un edificio acabarían unas con las otras.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Mamá en Bulgaria: una segunda parte, por favor. Besos!
Jajaja, seguro que sí, una por bloque, lo marca la ley. Prometo segunda parte y será cañera, jajaja. Besos
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