jueves, 14 de mayo de 2015

La depilación

Tras el duro invierno, ése que parece que no se acaba nunca, llega la primavera, pero qué coño, dónde ha ido la primavera? Lo que ha llegado así de golpe es el verano…. Horror, y yo con estos pelos, y cuando digo pelos me refiero a TODOS los pelos, porque los de la cabeza, más o menos los tengo controlados/domados, pero, y el resto? El resto ha estado en periodo de hibernación oculto bajo capas y capas de ropa amable y mullida que ha impedido ver la cruda realidad y es que está claro que el hombre desciende del mono, y la mujer también, unos más que otros, todo hay que decirlo.
Tras toda una vida de probar absolutamente todos los métodos depilatorios, este año me he decidido por el láser, así a lo loco, bueno, me ha costado lo mío decidirme, no vayáis a creer, he preguntado, me he informado y al final, he tomado la decisión, todo sea por la eliminación DEFINITIVA de la pelambrera. Y es que esa ha sido la palabra mágica, DEFINITIVA. A ver qué pasa. Cuando empecé a depilarme allá por el paleolítico, fue llevada por ese ansia incomprensible que sufren los adolescentes por hacer todo lo que hace tu mejor amiga y exactamente lo contrario de lo que te dice tu santa madre, ese fue el primer error, porque claro, si tu amiga de turno tiene “aquello” como un puma, se entiende que se depile, que desescombre y que recurra a todo tipo de torturas medievales con tal de no lucir aquello en la piscina, no vaya a ser que vengan a deciros que no están permitidas las mascotas y tengáis que aclarar que lo que tiene tu amiga no es un gatito. Una vez cometido el error, cuando haces pop, ya no hay stop, es decir, que ya tendrás que depilarte por los siglos de los siglos amén. Esta amiga me la he inventado, pero podria existir perfectamente.
Para esta tarea tan bonita, se han inventado todo tipo de artilugios, a cual más espeluznante, voy a detallar algunos de mis favoritos:
La cera: ya en la edad media se torturaba a algunos indeseables derramándoles cera hirviendo encima. En pleno siglo XXI seguimos con el temita, menos mal, que hemos conseguido avanzar con la temperatura, ya no te la ponen hirviendo, qué detalle. También hemos avanzado en el tema del olor, ahora huele a pétalos de amapola, azahar y cualquier mandanga, pero no os ilusionéis, del tirón no se libra ni Peter. Te extienden la susodicha y a continuación, te la arrancan literalmente de un tirón, ahí se van los pelos, pieles muertas y yo creo que mínimo dos o tres capas de piel. Así que sales de allí sin pelos pero en modo centollo, es decir más roja que una manzana. Lo bueno, dura más que los otros métodos.
La cuchilla, es indolora, y fácil de hacer en casa, en un aquítepilloaquítemato,  pero no muy recomendable, a menos que quieras parecer el Yeti o el eslabón perdido en unos años. Sólo lo veo para casos de auténtica emergencia.
La crema depilatoria: es indolora también, pero no inodora, vamos, que huele que apesta,  se ve que no compensa suavizarlo con pétalos ni moñadas por el estilo. Te echas la crema y esperas en pelotas, claro, el tiempo que pone en el envase. Si queréis mantener una relación, no permitáis que os vean nunca, repito NUNCA, con la crema depilatoria puesta, es una imagen difícil de borrar de una retina sensible. Una vez que ha pasado el tiempo indicado te lo quitas, para lo cual suele venir una esponja en la cual se quedan los pelos pegados en una especie de pastuz verdaderamente asqueroso, yo alguna vez he optado por tirar la esponja directamente, aunque aún me quede crema en el bote. Son mejores las que vienen con una especia de espátula. Además, nunca se van todos los pelos, con lo cual luego conviene terminar con las pinzas, vamos, un auténtico coñazo.
La Epìlady o segadora, como la llamamos cariñosamente en mi casa: es un invento del demonio que te arranca literal los pelos uno a uno, sí, habéis leído bien, despaciiiiiiiiiiito. Hay algunas insensatas que dicen que ya no les duele, hombre, como que tienen las piernas insensibles al dolor tras esa experiencia. Yo me la intenté pasar  una vez y se me caían las lágrimas.

Tras este estudio detallado de las torturas depilatorias, entenderéis que me haya decantado por probar el láser. Y no es porque no duela, que duele y un rato además. Cuando pilla pelo es como si te diera una descarga eléctrica y te dan ganas de estrangular a la pobre esteticien con tus propias manos. En este caso es mejor soltar un taco, por ejemplo: “mecagoenlaputa”, así, como por lo bajo, desahoga mucho. Espero no necesitar muchas sesiones, ya os contaré.

6 comentarios:

  1. Ala ya me he reído por toda la semana!! XD
    Yo aunque he parido dos veces a pelo no soporto el dolor de arrancarme los del cuerpo así que voy a cuchilla, en plan garrulo pero sin pupa jiji!

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    1. Hombre, dónde va a parar, el dolor del pelo arrancado no tiene parangón, es una tortura donde las haya, especialmente en las ingles. Haces bien, todo sea por evitar el desbrozamiento por la fuerza, jajaja. Besos guapa

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  2. Ay, dios! pelos, piernas y calor, gotas gordas de sudor me están cayendo...

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    1. Si es que somos unas sufridoras natas. En fin, qué le vamos a hacer, todo sea por estar divina de la muerte, jejeje

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  3. No hay dinero para pagar lo que sufrimos por agradar a los demás jajajajajajaja

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    1. Desde luego, y encima algunas pagamos por ello, deberían pagarnos a nosotras, hombre ya

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