miércoles, 22 de octubre de 2014

La Liendrera Mágica



Alguna vez se me ha ocurrido pensar qué me gustaría inventar, no os ha pasado nunca? Y la verdad es que pienso que uno de los grandes inventos de la humanidad podría ser una liendrera mágica, o sea, una que la pasaras una vez y automáticamente la persona quedará libre de piojos para toda su vida y la de toda su familia, sería maravilloso. Inventores del mundo, no sé qué hacéis perdiendo el tiempo, sería la bomba, os la quitarían de las manos pero fijo, porque a ver, qué levante la mano el que esté libre de piojos. Yo no los he tenido de pequeña en mi vida, y ahora parece que los tienen todos los niños, yo creo que los sueltan en la puerta de los colegios porque no es ni medio normal. En casa yo he intentado de todo, primero probé con el vinagre, las niñas llorando y diciendo que la cabeza les olía a ensalada... luego he probado también con un spray que venden en farmacias, no voy a decir la marca y parecía que los mantenía a raya, pero cogieron también, he probado también una sustancia de herbolario que es algo así como aceite de corteza del árbol del té, vamos que te cagas directamente, es un pestuzo..... que ni te cuento, que casi prefieren el vinagre, afortunadamente en seguida se va el olor, pero en el momento de echarlo casi hay que ponerse una mascarilla antigas.... Con todo eso consigo que los cojan sólo como una vez al año, creo, por los comentarios que oigo de otras madres, que me puedo dar con un canto en los dientes, pero es que yo quiero que no los vuelvan a coger, pues parece ser que es misión imposible.
Y hasta tengo una liendrera eléctrica que compré en la farmacia y me costó un congo, se supone que detecta el piojo y lo electrocuta y así no hay que utilizar tratamientos químicos, y una leche, son resistentes a todo, lo mejor es la tradicional metálica, que cuando te la pasas parece que te vas a quedar calva, eso sí, ya te puedes echar mascarilla suavizando a tutiplén antes.
Porque los odio con toda mi alma os paso el protocolo anti-piojos de Airgam Home que se activa en cuanto se detecta un solo habitante vivo o muerto:
Paso 1: todos al baño uno a uno al momento liendrera, sin piedad, aquí no se libra nadie, no hacer caso de lloros, súplicas ni sobornos. Hazte una coleta por si acaso.
Paso 2: todas las toallas y fundas de almohada a la lavadora de inmediato, con agua caliente.
Paso 3. Informar a aquellas personas de máxima confianza cuyos hijos/as hayan tenido peligro de contagio, eso sí, de manera discreta para que no cunda el pánico entre la población. Te acercas al oído de tu amiga y le susurras: “Las niñas han tenido piojos, mira a las tuyas” con el mismo tono de voz que si le estuvieras ofreciendo drogas.
Paso 4: descartar piojos imaginarios, no existen, es obsesión, vamos, que es empezar a hablar de ellos y empezar a picarte todo el cuerpo. Según estoy escribiendo esto me pica, creo que me voy a pasar la liendrera en cuanto acabe.
Bueno, madres amigas, no cedáis, no desesperéis, me han dicho que cuando cumplen 17 ya no los cogen, pero igual es una leyenda urbana, mientras tanto, a las trincheras.... queda declarada la guerra a los piojos... si alguna sabe algún método eficaz además de los aquí descritos por favor, que lo comparta.  

martes, 14 de octubre de 2014

El Mister y la Anti-dieta

Hemos pasado unas vacaciones muy buenas en todos los sentidos, a pesar de los preadolescentes, lo hemos pasado fenomenal y digamos que hemos comido y bebido como si no hubiera un mañana. Todo eso está muy bien, porque para eso se va uno de vacaciones, para disfrutar a tope, pero claro, los cuerpos ya no son lo que eran y los excesos se pagan, así que digamos que hemos vuelto con alguna lorza de más. Tras varios años de experiencia en la temática de las dietas, yo he llegado a la conclusión de que lo que te cuesta perderlo un mes lo recuperas en dos días de desenfreno, así que este año no me pilla el toro, y he empezado la operación bikini en otoño. Pensaréis que estoy loca, que igual lo estoy, pero es que en cuanto nos queramos dar cuenta estamos en Navidad, y si en verano nos hemos pasado, en Navidad ni te cuento lo que puede ser, y entonces ya sería acumular triple lorza mortal. No vamos a repetir el desastre de la primavera del 2013 que podéis leer aquí, en la que nos dimos al bocata de pavo y quedó demostrado que no vale hacer un remix de varias dietas y coger de cada una lo que más nos gusta. Así que, tras un estudio de varias dietas, me decidí por la que me parecía más saludable y más fácil de hacer para mí, que no tiene nada de particular, vaya, sino sentido común sobre todo. No os la voy a poner entera pero si os queréis meter entre pecho y espalda un bocata de chorizo que es lo que me comería yo ahora mismo según estoy escribiendo esto, no se puede, es una pena, pero algún sacrificio hay que hacer. No lo estoy llevando demasiado mal, y hambre no se pasa, la verdad, es más una sensación de sinvivir continuo, como de pena interna, porque cuando te apetece comerte una de calamares pues te tienes que tomar una pieza de fruta y cuando Lasniñas se están comiendo un filete empanado con patatas fritas, pues a ti te toca ensalada de lechuga con pechuga de pollo a la plancha. Del alcohol mejor no hablamos, completamente prohibido, y el dulce menos mal que no me gusta, pero esa cervecita mientras cocinas con unas aceitunitas….. nada, pecado mortal, eso sí, te puedes comer una zanahoria cruda, que no es que consuele mucho, casi dan ganas de llorar más bien. Pero bueno, así es, sólo hay que acostumbrarse y reprimir los impulsos que te llevarían a rebañar los platos de tus hijos. Tengo que decir también que sólo la hago a rajatabla de lunes a viernes a mediodía, el fin de semana me la salto, mayormente para que no me dé una depresión profunda por este malvivir a diario, si ya lo dice mi madre, hay que ser muy mala persona para meterse a endocrino. Ella dice que tú vas al endocrino que es el médico de la dieta y lo primero que te pregunta es lo que más te gusta comer, para a continuación prohibírtelo. El caso es que yo que llego al viernes con la mirada desencajada, hacia las 8 de la tarde me salto el régimen a la torera, no vaya a ser que el verano que viene sea la más sexy de toda la playa, que no quiero dar envidia que la envidia es mu mala.
Pero, y el Mister? Eso es lo mejor, me dice que él también la va a hacer, que igual le vendría bien perder un poquillo de tripa. El primer día se sienta a cenar y toca ensalada de tomate y tortilla francesa, hasta ahí todo bien, cenamos y cuando hemos terminado me pregunta mirando mi plato:
-“¿Te vas a dejar eso?” mirándome con cara de extrañeza, como si estuviera dejándome una ración de jabugo.
“Eso” era el juguillo del tomate con un chorrito de aceite y le digo: -“Pues claro, no me lo voy a beber”.  Yo no había puesto el pan en la mesa para evitar tentaciones.
Coge el tío dos rebanadas de pan de molde, una la unta por mi plato y luego por el suyo, la otra por la ensaladera, lo rellena de salchichón y se lo mete entre pecho y espalda con una cara de felicidad absoluta…. Yo no daba crédito. Yo mientras, yogur de soja desnatado.
Yo callada y me suelta: “pues está muy bien esta dieta, no se pasa ni pizca de hambre”
-“Pero qué dieta? Si no la has hecho”.
-“Cómo que no? He cenado lo mismo que tú”.
-“Bueno, lo mismo lo mismo, pues igual tampoco, porque tú de postre te has apretado un bocata”.
-“Un bocata dice, a cualquier cosa le llamas tú un bocata”.
Un mes después todavía se está preguntando porqué yo he adelgazado y él no. Una cosa es saltárselo los fines de semana y otra comer de régimen el primer plato y luego segundo y postre. Que mi hermana hizo una vez lo de los batidos esos que sustituyen una comida y se los tomaba de postre, no adelgazaba ni a tiros, claro.

Bueno, os dejo por hoy que tengo que ir al gimnasio y se me abren las carnes sólo de pensarlo.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Cómo sobrevivir a las vacaciones con adolescentes II


Antes de que se enfríe todo, tengamos que sacar los abrigos y las vacaciones pasadas sean un espejismo, paso a relataros cómo transcurrió la segunda parte del verano que empezaron a salir Lasniñas.
Tras nuestra experiencia en las fiestas de un pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme, que podéis leer aquí, nos trasladamos a un pequeño pueblo de la costa asturiana que prefiero mantener en el anonimato. Nosotros, inocentes donde los haya, pensábamos que habíamos dejado atrás todo tipo de verbenas, bailes, y actividades desenfrenadas diseñadas para el jolgorio de los adolescentes y el infierno en vida de sus pobres progenitores. JA. Las fiestas nos persiguen, y es que el mes de agosto es lo que tiene, que hay fiestas allá por donde vayas, que yo entiendo que la verbena en pleno mes de diciembre pues no luce igual, y en el manual de padres no ponía: “huirás de las fiestas de los pueblos como si de la peste se tratase”. ¿Os acordáis el famoso dicho de que en España en una época muy lejana podía atravesar el país una ardilla saltando de árbol en árbol? Pues no sé si será cierto, pero lo que sí es verdad es que te puedes tirar el mes de agosto de fiesta en fiesta de pueblo en pueblo sin parar, doy fe. ¿Es o no es un infierno? Esto nos pasa por no consultar el calendario de fiestas populares. El caso es que al poco de llegar, ZAS, en toda la boca, las fiestas del pueblo,  y claro, Lamayor y Losprimos que se habían venido arriba con la experiencia anterior, otra vez a salir y bailar como si se fuera a acabar el mundo. Por suerte pudimos frenar a Lospequeños, pero ya han avisado, que el año que viene van a salir ellos también. Y además, hay que ver cómo salen, porque esa es otra, el adolescente español se caracteriza porque jamás tiene frío, debe ser que la revolución hormonal produce aumento de la temperatura, y eso sí, hay que ir todos vestidos iguales, como de uniforme. Para las chicas es imprescindible salir en pantalones cortos, cuanto más cortos mejor, que claro, si tuviera yo esas piernas igual también iba en pantalones cortos todo el año. Sin embargo, el dress code adolescente permite ponerse botas (menos mal), los pies calentitos es fundamental, lo hacen para no pillarse unas anginas y que no las dejen salir el día siguiente. La sudadera o jerseicito (una Rebequita que diría mi madre) es fundamental en el verano del norte, pero ellas la llevan como arrastrando, como si les diera asco, tú les amenazas, que sin jersey no salen, que se lo ponga, y ceden, pero a la que te despistas, ya se lo han quitado y se lo han colgado del cuello de cualquier manera. Resultado, si no has perdido una o dos sudaderas en verano es que no has tenido verano.  Lo que os digo, no sienten el frío, ni el sueño, nunca tienen sueño, son como los vampiros, por la noche claro, porque lo que es por la mañana casi te tienes que liar a tiros para que se levanten. Me he descubierto este verano diciendo una frase muy de mi padre que resonó en mis oídos durante toda mi adolescencia: “El que tenga cuerpo para salir que lo tenga para madrugar, así que hala, arreando y todo el mundo a levantarse”. Así que a las 10.30 como muy tarde he estado tocando diana como si fuera aquello un cuartel, vamos que sólo me faltó comprarme la corneta. Eso mismo hizo mi padre y mira lo bien que hemos salido todas, aunque reconozco que en aquel momento a mí me daba un coraje…

De todas formas y por verle el lado positivo a esta nueva etapa, si ellas pueden salir, tú también, es decir, que se pueden quedar solas en casa, así que el Mister y yo por primera vez en muuuuuuuuchos años hemos podido salir a tomar algo sin niñas y sin necesidad de buscar canguro, definitivamente no hay mal que por bien no venga. Eso y que el mes de agosto dura lo que dura, un mes, la naturaleza es sabia, y por eso no hay más vacaciones, porque no hay cuerpo que las aguante. Vuelta a la dura realidad, aquí por la noche ya no sale ni el Tato, las fiestas, como las bicicletas, son para el verano, al menos de momento.