jueves, 27 de marzo de 2014

El cambio de hora


Desde que el otro día escuché en la radio que el sábado cambian la hora, vivo sin vivir en mí, y es que así como el cambio de hora en otoño me da mucha pereza, éste me encanta. Ahora sí que sí, va a empezar a oler a primavera por todas partes, o al menos eso espero porque hoy por ejemplo hace un frío de tres pares de pelotas. A partir del sábado se hará más tarde de noche y los días se irán alargando hasta el infinito y más allá, prueba de que el verano está ahí, a la vuelta de la esquina.
Ahora, que también tiene sus cosas porque, seamos sinceros, alguien entiende el cambio de hora?????  Me refiero a que si el reloj se adelanta o se atrasa?  porque yo os juro que no lo sé, tengo ya un ansia viva, de no saber dónde va a ir a parar la hora de sueño que dicen que perdemos. Yo no pienso perder ni cinco minutos caiga quien caiga y si hay que levantarse a las 12 pues se levanta uno a las 12. Otra opción es recuperarla en la siesta. Lo único que me importa son esas horas de luz ganadas a Dios sabe qué, esas cervezas en terracitas, esos paseos prolongados, y no nos engañemos, más cervecitas (habrá que saltarse el régimen, sin remedio). La frase más oída es: A las 3 son las 2, o era a las 2 son las 3?
El caso es que cuando llega esta época las calles se llenan de gente digamos, un poco disfrazada y es que no sabe uno que ponerse, yo el abrigo gordo ya no me lo pongo por mis santos cojones, así que voy tirando con un look cebolla que consiste en ir poniéndose capa sobre capa para no cagarte de frío por las mañanas pero no cocerte viva a mediodía y por las tardes. De aquí hasta que llegue el verano en todo su esplendor,  que llegará, nos espera una temporada  de consultar el parte meteorológico a diario y según eso vestirnos. De todas formas da igual lo que hagas, hay una norma no escrita que dice que en esta época, el día que lleves cazadora hará un calor infernal y el día que no la cojas y vayas a cuerpo serrano soplará un relente que te hará acordarte de la cazadora y de toda su familia. Yo tengo por costumbre mirar el tiempo en internet y me llama la atención que no hay dos páginas web que den la misma previsión, pero esta gente de dónde saca la información? da igual cuántas mires, en cada una pondrá una cosa distinta. Con lo fácil era lo del tiempo cuando yo era pequeña, estaba el anticiclón de las Azores que tenía la culpa de todas las borrascas, pero ahora parece ser que ya no se lleva porque no lo han vuelto a nombrar, qué habrá sido de él, se habrá ido con la hora que perdemos de sueño.
En resumen, lo mejor, ir quitándote capas, yo incluso he llegado a salir de casa con medias y a mediodía no poder aguantarlas más, quitármelas en el baño y meterlas en el bolso. Esto tiene un pequeño inconveniente, y es que se te olvide que están ahí, como me pasó a mí. Que me fui de cañas y cuando llegó la hora de pagar rebuscando en el bolso y en vez de sacar el monedero saqué un par de medias usadas…. Sin comentarios …. Por suerte que no me huelen los pies, abstenerse de esta actividad todo el personal al que le canten los tachines

Feliz primavera

viernes, 14 de marzo de 2014

#malasmadres, el Origen

 
Supongo que a estas alturas de la temporada todos conocéis el evento bloguero del año, LaParty de #malasmadres que organiza una tal Sinnombre, capitana del club, que tiene más peligro que un saco de bombas y que a organizadora no la gana nadie, y sino, mira la que lió con 2 socias más para el 15J. Para quién aún esté en la inopia, aún estáis a tiempo de no condenaros al ostracismo de por vida, podéis informaros aquí. Para tal ocasión desplegaremos nuestras mejores galas como no podía ser menos, dicen las malas lenguas que alguna incluso se ha comprado ya modelazo, planearemos artimañas para que los buenospadres ejerzan de canguros y bailaremos como si no hubiera un mañana.

Pero hoy no estamos aquí para esto, sino para remontarnos a los ancestros, a la generación de nuestros progenitores, es decir, a la de la madre que nos parió, para descubrir: Malasmadres, el Origen. Porque si no habéis tenido en vuestra casa una malamadre es que no habéis tenido infancia. Ahora parecen inocentes e indefensas criaturas amparadas en su disfraz de Buenaabuela, pero agarraros los machos que es todo puro teatro. La mía, sin ir más lejos, más conocida ahora como La Abuela Bohemia tiene en su haber una serie de hazañas que la podrían convertir en cabecilla de las malasmadres de la época de Concha Velasco.

Sin ir más lejos, una de sus historias más sonadas es que cuando éramos pequeñas, ella se compraba regalices rojos por sacos, que consumía con auténtica fruición diciéndonos que era una medicina que le había recetado el médico y que estaba malísima, hay que tenerlos de dos yemas. La estratagema le sirvió hasta que una de nosotras olfateó el engaño (éramos tontas, pero no tanto), y le dijo que eso era regaliz. Pensáis que se achantó y reconoció su culpa con el rostro arrasado en lágrimas suplicando perdón?... Pues obviamente, NO. Dijo que lo que ella tomaba se llamaba chupa-rega y que era una medicina con un sabor horrible para curar la garganta mala y para consumo exclusivamente de adultos, para chula mi madre. Con un par…. Cuando éramos más mayores y nos decía que ella nunca nos había mentido, sacábamos la mítica historia del chupa-rega, a lo cual contestaba: “una vez maté un perro y me llamaron mataperros” y es que las madres de esa época se caracterizan por tener respuestas para todo, además de un repertorio del refranero español y un dominio del lenguaje que ríete tú de Antonio Gala.

En aquella época, no se llevaba que las malasmadres salieran sin sus maridos, así que como tenían que ir con ellos pues se contaba con la inestimable colaboración de las buenasabuelas, como la mía que era lo más parecido a la abuela de Cuéntame que he visto yo en la vida real. Para más inri, en mi casa la buenaabuela tenía una buenahermana y se desplazaban en parejas como la Guardia Civil pero sin tricornio. Que mis padres salían al teatro, allá que venían las buenasabuelas a quedarse con nosotras, qué iban al cine, pues igual. Vamos que era como para adoptarlas. Eran divertidísimas y nos contaban unas historias geniales y muy educativas, como la del niño del 20 que se murió por comer patatas fritas quemadas. Nunca supe si el niño del 20 era un personaje real o se lo habían inventado ellas para que yo me comiera el filete que siempre se me hacia bola, pero yo por la noche me imaginaba que su espíritu venia a mi cama y me decía: “cómete el filete, que si te comes solo las patatas te puedes morir” y es que me cagaba viva directamente.  Por cierto, nunca entendí la mala leche de los padres que encima le quemaban las patatas. La historia hacía aguas por todos lados, pero he de reconocer que estuve un tiempo revisando que ninguna de mis patatas estuviera quemada ni un poquito.

Así que si echáis la vista atrás podréis comprobar que detrás de toda malamadre que se precie, hay siempre otra malamadre anterior y alguna buenaabuela, la historia se repite.

Este post es un homenaje a todas las abuelas del mundo sin las cuales no seriamos na de na. Esas abuelas que te quitaban la tele cuando salía Rock Hudson en calzoncillos (pronunciado rokusson), y que te mandaban a la cama en cuanto aparecían los 2 rombos al grito de: “en la tele ya no salen más que sinvergüenzas”.

Después de este momento moñas que he tenido, que tiemble Madrid, que el 24 de mayo habrá malasmadres sueltas por las calles, somos muchas y estamos organizadas.
Por cierto, si la tal Niñasinnombre ha sido capaz de liarla parda de esta manera ella solita, no me imagino como se las debe gastar la buenamadre de la susodicha, debe tener historias para parar un tren.

jueves, 6 de marzo de 2014

El gimnasio, ese antro infernal


Los asiduos a este blog ya sabréis la plasta que me da el Mister con el deporte, el ejercicio, la vida sana y demás, podéis leerlo aquí.
Pues he de decir que al final he claudicado y me he apuntado a un gimnasio, bueno, nos hemos apuntado juntos, y por una apuesta. Se supone que él ha dejado de fumar y yo a cambio voy al gimnasio con él.
Lo primero que tengo que decir es que el primer día creí morir. El gimnasio es un sitio donde pagas por sufrir, así, sin más, esto es una verdad absoluta y el que diga lo contrario miente. Peeeeero, para presumir hay que sufrir, esto también es otra verdad incuestionable, así que, allá que me fui yo toda mona, una es trendy hasta para ir al gym, por supuesto. No os digo más que llevaba hasta la goma del pelo haciendo juego con la sudadera, porque digo yo, qué necesidad hay de ir hecha un esperpento. Me he comprado todo el equipete para estar remona. El Mister era para verlo con sus mallas negras del Lidl todo ajustadito él. Yo iba tan contenta, inocente de mí, rebosando glamour por todos los poros de mi cuerpo, no queráis saber cómo salí.... A los 10 minutos de estar allí quería pedir la inyección letal, en dosis doble, una para mí y otra para él. Pero bueno, el caso es que el Mister estaba como pez en el agua, explicándome el funcionamiento de esas máquinas del demonio, como si él tuviera alguna idea. Yo es que debo ser torpecita porque me costó un pelín hacerme con los aparatejos. La más fácil es una bicicleta pero en plan cómodo, con sillón, nada de que se te clave el asiento en aquella parte, porque las bicis fueron diseñadas para hombres, sino, a ver qué explicación tiene que tengan ese asiento. Yo que veo esa bici-sillón y me lanzo a ella: “Aquí, aquí, a mí me gusta ésta”. El Mister frunce el morro y me dice: “esa bici es de chica” (poniendo cara de asco) y yo le digo: “pues mejor, yo que soy? Una chica no?, pues hala”. Resulta que te montas, te ajustas los pies y la altura del sillón, empiezas a dar pedales y se ilumina una pantalla toda llena de luces, números y botones que aquello más que una bicicleta parece la nave Enterprise, yo pensaba que iba a salir volando, os lo juro. Me lo tuvieron que explicar 3 veces, hay que seleccionar el nivel, el programa, la intensidad, y no sé cuántas cosas más, vamos que casi hay que hacer un master para aprender cómo funciona la puta máquina. Cuando por fin le has cogido el truco y estás pensando que tampoco era para tanto, miras la pantalla y resulta que sólo llevas 5 minutos dando pedales, y has quemado 2 calorías, Diossssss, yo que pensaba que llevaba ya 1 hora por el sudor que me corría por el canalillo….. eso es lo peor, el sudor, a mí es pensarlo y ya me salen ronchas. Pero no hay dolor, una apuesta es una apuesta, así que al borde del infarto de miocardio consigues terminar la serie que te has puesto, intentando pensar en otra cosa, mirando la tele, mirando a la fauna de alrededor, porque esa es otra, qué fauna…. Cuando piensas que ya te va a explotar el cerebro, acaba la serie, ahí cuidado, porque cuando te bajas de la nave, digo de la bici, te tiemblan las canillas como si hubieras corrido la maratón perseguida por una jauría de perros asesinos, si a eso le unes que tienes los pies fijados a los pedales y ya no te acordabas, corres riesgo de romperte la crisma contra el cuadro de luces y dejarte los dientes en la pantalla.
No penséis que ahí termina todo, sólo han pasado unos 30 minutos desde que entraste en ese antro perdición y claro, hay que amortizar, así que nos dirigimos a probar otra máquina, la elíptica, te cagas, afortunadamente el cuadro de mandos funciona igual que la otra, menos mal, porque a mí a esta edad ya no me da la mente para aprender mucho más. En ésta vas como haciendo esquí de fondo (como si yo lo hubiera hecho alguna vez….) y tiene unos palos donde te agarras, para no matarte mayormente. Si en la bici quería morirme, aquí ya ni te cuento…. A los 5 minutos me bajé porque pensé que me iba a dar un ictus. Las máquinas se llaman Matrix, a mí me está dando hasta miedo, igual si te esfuerzas mucho entras en una realidad paralela.
Luego está el circuito femenino de musculación, que son una especie de monstruos eso sí, de color rosa, que no sé si estarán patrocinados por Ausonia o algo así. Ahí ejercitas músculos que ni siquiera sabía que existían, todo esto con el Mister explicándome cómo tenía que hacerlo a modo entrenador personal, y como una es un poco lerda, va él y se sube a una máquina y se pone a hacer gestitos como bailando, y entonces viene un cachas, que sí debía ser entrenador personal de verdad y le dice: “no se hace así, se lo estás diciendo mal” y nos cuenta cómo va, yo ahí ya me descojonaba viva. Lo bueno que tiene este circuito es que ahí no sientes que vas a echar el hígado por la boca en cualquier momento.
Tras esta experiencia traumática y haber tenido al día siguiente más agujetas que en toda mi vida, tengo que reconocer que me está gustando y todo. Además, estoy segura que dará mucho juego en este blog.

Mi asignatura pendiente: la cinta de correr, de momento no puedo me da miedo, me da la impresión de que me voy a estampar, además da un poco de sensación de hámster, no? Preparaos, en casa de Miss Airgam da comienzo la operación bikini. En breve me veo así. Lo que sí es seguro es que cuando nos empiecen a brotar los tatuajes le digo al Mister que nos borramos